¿Con qué amueblar la pecera?

 

Suelo utilizar el término pecera como metáfora del entorno en el que cada persona hemos crecido y el entorno en el que vivimos. En el libro «Tener una actitud asertiva no es fácil», doy una explicación algo más amplia de este concepto.

 

Aquí quiero exponer algunos aspectos a tener en cuenta para hacer de la pecera un entorno agradable para cada una de las personas que la habita. Porque la pecera es el lugar principal del que recibimos el reflejo de las demás personas, es en donde inicialmente se alimenta la confianza en nosotras mismas, en el mundo, en las demás, es allí donde se nos trasmiten las ideas de quienes somos y como es el mundo; es allí donde, en la infancia, se potencian nuestros sentimientos de valía y capacidad, nuestra sensación de ser suficientes.

 

Desde pequeñas las personas vamos formándonos las ideas con respecto a todo. Es en la pecera donde recibimos las primeras semillas que según sean abonadas germinarán unos brotes u otros.

 

Sería ideal que en la pecera pudiéramos tener la seguridad de estar protegidas del maltrato físico, psicológico y sexual. Sería ideal que la confianza en nosotras mismas fuera alimentada por la confianza de las demás en nosotras, por su confianza en nuestras capacidades, por el respeto y comprensión de nuestros límites de edad y personales. Sería ideal poder ser espontáneamente nosotras, que nuestras necesidades, sentimientos y deseos fueran tomadas en serio, tuvieran su lugar de ser expresadas y atendidas, poder decir cómo nos sentimos, pedir lo que necesitamos o queremos. Sería ideal que no se nos manipulara, chantajeara, avergonzara, humillara, encontrar autoridad y no autoritarismo, tener unas normas claras, flexibles que nos apoyen y orienten. Recibir una estimulación y protección equilibradas. Sería ideal que nosotras pudiéramos contribuir a dar esto también a quienes viven con nosotras. 

 

Así que para amoblar con calidad nuestra pecera necesitamos que haya:

Seguridad, amor, confianza, respeto, comprensión, libertad, seriedad, apoyo, atención, más respeto, protección, admiración, honestidad, orientación, estimulación, más respeto, lealtad, honestidad, cuidado, afecto, diversión, responsabilidad, normas, comunicación, orden, compromiso honesto y más respeto.

 

Se dice y escribe fácil, conseguirlo y mantenerlo es otro cantar, teniendo en cuenta la gran confusión que tenemos sobre lo que es adecuado y lo que no, cuales son las medidas de cada elemento, la dificultad de comunicación, la presión externa, la incomprensión y exigencias sociales, lo que cada una entendemos por estos términos, la pereza y el cansancio para reflexionar y un largo etcétera. Es pues una tarea importante y difícil, que merece la pena, si cada una de las que habitamos la pecera nos implicamos y ponemos la parte que nos toca, haremos que sea apetecible habitarla, sobre todo porque una pecera segura y amable es el refugio al que todas quisiéramos regresar después de un día buceando en el océano que hay fuera de ella.

 

 

Derechos de autora: este artículo ha sido escrito por Gloria Gómez Aranzazu